FAROFA BRASILEÑA

Un acompañamiento tradicional que puede ser plato principal 

Hace unos años comenzamos una amistad muy bonita con Ismael y Ligia, un matrimonio brasileño que estaba buscándose la vida en España y recalaron en Badajoz. Ligia tiene una mano buenísima para la cocina y nos enseñó a cocinar algunos platos de su tierra. La farofa fue particularmente bien recibida, ya que se trataba de una alimento sin gluten que Marta podría comer sin reparos.


La farofa es un plato típico brasileño que se suele cocinar para acompañar platos de carne o de frijoles. Pero también admite variados ingredientes que lo pueden convertir en una plato principal. He visto en la web que mucha gente lo cocina con tocino o con beicon. Ligia decía que ella solía aprovechar restos de carne que tuviera del día anterior y así nos lo enseñó. De hecho, hoy vamos a convertir tres chuletas que sobraron ayer en una comida para seis/siete personas También se le puede añadir cualquier verdura que te guste, a nosotros nos gusta echarle un calabacín cortado en daditos. Aunque hoy no lo lleva porque tenemos dos comensales a los que no les gusta esta hortaliza. 

¿Cómo preparamos la farofa en casa? Sigue leyendo y descubre cómo cocinar este sencillo plato, tradicional de Brasil.

QUÉ NECESITO:

  • Un resto de carne (una chuletas, un poco de pollo, carne del cocido...) o un poco de beicon
  • Media cebolla grande, o una cebolla pequeña
  • Un paquete de harina de mandioca tostada
  • Tres huevos
  • Un chorreón de aceite de oliva
  • Sal, pimienta


CÓMO SE HACE:

Primero he picado la cebolla y la hemos puesto en la sartén con un chorreón de aceite de oliva a fuego medio hasta que ha empezado a dorarse. En Brasil suele usarse mantequilla para freír la cebolla, pero yo pongo aceite de oliva porque creo que es infinitamente mejor.


Mientras tanto. he picado las chuletas con unas tijeras en pedacitos pequeños. Las chuletas estaban aderezadas con hierbas varias y vino blanco, lo que le dará más sabor a la preparación final. Se hicieron ayer y sobraron estas tres que guardé en la nevera esperando que alguien las tomara para cenar, pero no fue así y hoy las aprovecho en un nuevo plato. Ya sabéis que en la cocina hay que intentar aprovechar todo y no tirar nada.


He añadido los pedacitos de carne y el poquito de salsa que los acompañaba y les he dado unas vueltas en la sartén. 


Se empieza a añadir la harina tostada de mandioca poco a poco sin dejar de remover. Así se va impregnando de los jugos que puede soltar la carne. 


Y, a partir de ahora se va añadiendo los huevos uno a uno y alternando con puñaditos de harina de mandioca. Nosotros usamos un truco de Ligia que es añadirle también un chorritín de agua de vez en cuando para favorecer que todo se integre mejor. 


La mandioca se va tostando poco a poco, por lo que hay que remover continuamente con una espátula.

Se añade sal y pimienta negra. Se prueba y, si es necesario, se rectifica de sal. El plato estará preparado cuando la mandioca haya perdido humedad se vea tostadita y suelta.

¡Y ya solo queda servir y disfrutar!







Comentarios