Las croquetas son uno de los platos que más nos gustan en casa. Debe de ser algo mundial, porque hasta he visto que hay hasta bares de croquetas. Pero desde que me diagnosticaron la sensibilidad al gluten no celiaca, estuve varios años hasta que mi madre y yo conseguimos hacer una receta que supiera igual que las gluteneras... ¡y ahora en casa vuelan! Así que esta es la versión sin gluten de las croquetas caseras de mi madre.

Qué necesito:
Cómo lo hago:

Qué necesito:
- -Carne de puchero (en mi caso cerdo y pollo) muy picados
- -Jamón serrano picado
- -Una cebolla y medio puerro.
- -Harina de arroz.
- -Leche vegetal (yo, de arroz)
- -Aceite de oliva.
- -Perejil, sal, pimienta, nuez moscada (al gusto)
- -Harina tostada de mandioca (sustituto de pan rallado)
Cómo lo hago:
- Pasar la cebolla y el puerro por la picadora. Con un poquito de aceite de oliva, sofreímos, hasta que pierdan la vergüenza.
- Cuando ya estén poniéndose transparentes, añadir el jamón, también muy picadito (en mi caso es que me gusta que esté todo bien mezclado e integrado). Añadir la carne de puchero y rehogar.
- Cuando ya esté todo bastante mezclado, empezamos a hacer la bechamel: sobre el sofrito de carne y cebolla empezamos a añadir alternativamente, un puñado de harina de arroz y un chorrito de leche vegetal.
- Seguimos removiendo y añadiendo harina y leche hasta que tenga la proporción de carne/bechamel que queramos. Además, tiene que quedar manejable, que pueda amasarse.
- Añadir las especias al gusto. Probar y rectificar la sal. Cuando creamos que está bien de bechamel, apartamos y dejamos enfriar.
- En un plato echamos un poco de harina de mandioca tostada (Ojo! no es almidón de mandioca). Con una cuchara vamos cogiendo porciones, les damos forma de croqueta y las rebozamos con la harina.
- Si las vamos a freír, poner en un plato. Si son para congelar, poner una bandeja con papel de horno y las ponemos de manera que no se toquen. Las guardamos en el congelador, y en unas horas las podemos sacar y meterlas en una bolsa o una fiambrera.
- Una vez congeladas, se pueden freír sin descongelar. ¡No salpican casi nada!
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