Un guiso de papas en blanco para dar de comer a los pequeños cabritillos.
Uno de los recuerdos gastronómicos que tengo de mi infancia es este guiso de patatas en blanco. Un plato muy sencillo que mi madre solía hacer para nosotros y que devorábamos como auténticos lobatos... ¿O debería decir "como auténticos cabritillos"?
El nombre de este plato pertenece a la historia de nuestro hermano mayor, Marco. Siendo muy chico, mi madre solía darle de comer y en esa época en que no teníamos tele, ni mucho menos internet ni vídeos, ella solía amenizar la comida contando un cuento. A mi hermano le gustaba el cuento de mamá Cabra y los siete cabritillos. Y mi madre lo contaba a su estilo. Normalmente, para animar a Marco a que comiera las papas, le contaba que mamá Cabra daba de comer a sus hijos un plato de papas igualito que el suyo y que a los cabritillos les encantaban comerlo.
Así que, por ser este el plato preferido de los siete cabritillos, en casa siempre se han llamado "papas en cabritillo". Espero que no os confundáis, que no lleva carne de cabrito. Son solo patatas.
QUÉ NECESITO:
- 1 kilo de patatas, mejor si es una variedad apropiada para cocer.
- Perejil, ajo, laurel.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal. Pimienta.
CÓMO SE HACE:
Se pelan las patatas y se cortan escachadas (es decir, troceando parcialmente con el cuchillo y dejando luego que terminen de romperse por donde ellas quieran). Quedan así troceadas en trozos irregulares.
Se echan a la cazuela y se cubren con agua. Se añade la sal, unos granos de pimienta, un chorreón de aceite, un par de hojas de laurel, y unas ramas de perejil enteras. Por último se echan 4 o 5 dientes de ajo enteros y con su piel.
Se pone a cocer a fuego lento hasta que las papas están tiernas.
Se pueden comer enteras o espachurradas con un tenedor.
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