Un plato extremeño, aunque no lo parezca
Si hay algo que gusta generalmente a todo el mundo, por lo menos en mi familia, son los huevos fritos. No hay plato más sencillo que al mismo tiempo tenga tanta aceptación.
Hoy los vamos a acompañar con boniatos (o batatas) hechos al horno, al estilo francés. Pero les vamos a dar el toque extremeño con un poco de jamón ibérico del nuestro, que está más que bueno.
Así nos queda un plato sublime, sencillamente extraordinario o extraordinariamente sencillo.
QUÉ NECESITO:
- Tres boniatos de buen tamaño
- Media docena de huevos, o más, según los comensales (hoy he cocinado para cinco personas)
- 100 gramos de taquitos de jamón ibérico
- Aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta, orégano
CÓMO SE HACE:
Para hacer los boniatos a la francesa:
Se pelan los boniatos y se trocean en gajos de aproximadamente 1 cm. de grosor. Se echan en un bol y se aderezan con sal, pimienta, orégano y un chorreón de aceite. Se marean un poco para que llegue el aderezo a todos los trozos de boniato. Se colocan en una fuente de horno sobre papel vegetal y cuidando de que no se toquen unos con otros, para que se hagan por todos lados. Los he puesto a 180º durante unos 40 minutos. Cuando empiezan a dorarse y aparecen crujientes por los bordes, están listos.
Para presentar el plato:
He churruscado un poco los taquitos de jamón en el horno, mientras se hacían las batatas.
He frito los huevos en una sartén pequeña con aceite.
He puesto una ración de boniatos en cada plato y un huevo frito, o dos (según el comensal), y por encima he adornado con el jamón churruscadito.
Para poder llamarlos huevos rotos, la yema del huevo frito debe quedar más bien cruda y éste debe romperse sobre los boniatos en el plato. Así queda un plato revuelto y apetitoso.
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Como se trata de un plato típico de taberna, he decidido acompañarlo con un poco de vino tinto; de la tierra, por supuesto. |
Como curiosidad, buscando información sobre los huevos rotos y la tradición de los huevos fritos en España, he encontrado este cuadro de Velázquez, que nos muestra que ya en el siglo XVII nuestros antepasados comían huevos fritos. ¿Quién se puede resistir a este sencillo manjar?
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VIEJA FRIENDO HUEVOS, Velázquez, 1618 |
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