CHAMPIÑONES CON JAMÓN

De la tierra a la mesa

Los champiñones nos gustan a todos en casa. Han resultado un descubrimiento para José, nuestro yerno paraguayo, ya que allí no tienen costumbre de ingerir estos ricos frutos del reino Fungi. Ahora José es un gran aficionado a la micología, ¡pero sobre todo a comer champis y setas!

Hoy los vamos a preparar con jamón. Es una receta muy sencilla, pero me atrevo a dejarla por escrito para gusto del mis hijos pues espero que alguna vez acudirán a este recetario para ver cómo los hacía mamá.

QUÉ NECESITO:

Con estas cantidades han salido cinco raciones.

  • 1 kilo de champiñones
  • 100 gramos de jamón serrano
  • 4 dientes de ajo
  • Aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta
  • Vino blanco (un chorreón)
  • Unas ramas de perejil fresco

CÓMO SE HACE:

Primero se limpian los champiñones. Todos los chefs y webs de recetas que he visto aconsejan no mojarlos, y cepillarlos con cuidado para quitarles la tierra. Yo les quito el extremo del pie, que suele estar lleno de tierra y después los enjuago bajo el chorro de agua fría, porque si no no me quedan limpios como a mi me gustan. Una vez enjuagados y escurridos los voy pariendo en láminas. 


Se pelan los ajos, se quita el centro y se trocean. Si el jamón es loncheado, se trocea también y se reserva. Yo suelo usar taquitos de jamón, pero hoy no tenía y he troceado un poco de jamón que tenía en lonchas con la tijera y en trozos regulares.


Se echa un chorreón de aceite de oliva en la sartén y se doran ahí los ajos. Cuando empiezan a dorarse se echa el jamón y se le da una vuelta, hasta que pierden la vergüenza. Se añaden los champiñones y se revuelve todo. Se pone a fuego medio y se espera a que vayan reduciendo su volumen. Le voy dando una vuelta de vez en cuando. Cuando empiezan a perder volumen, le echo una pizca de sal y otra de pimienta. Cuidado con la sal, porque al llevar jamón serrano no se debe añadir mucha. Es mejor probar y si ves que le falta sal se la añades. 

Después de unos minutos en la candela y antes de que estén terminados de hacer, le echo un buen chorreón de vino blanco, que le va a a portar un sabor extraordinario. Se espera a que reduzca el caldo que se ha generado tanto del vino como de los propios champiñones. Y una vez que apenas queda líquido en el fondo de la sartén, se añade el perejil troceado y se puede dar por terminada la preparación.

¡Y ya solo queda servir y disfrutar!



Estos champiñones se pueden  comer así tal cual, se pueden revolver con huevo, pueden acompañar una carne o, como hoy, se pueden acompañar con arroz. Resulta así un plato bastante completo y ligero que no deja indiferente a quien se sienta a la mesa. 







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