EL GAZPACHO MÁS RICO DEL MUNDO

¿Hay en el mundo algo más rico que el gazpacho?

Sobre este maravilloso manjar habría muchas cosas que decir. Si quieres saber el origen y la historia del gazpacho puedes visitar la entrada en wikipedia que habla sobre este plato. Yo voy a a contar aquí algunas anécdotas o curiosidades más personales. 


Es fácil adivinar que este es una de mis comidas favoritas (¿hay en el mundo algo más rico que el gazpacho?). Pero además quiero aclarar por qué este es el gazpacho más rico del mundo: Simplemente porque es el que hago yo en casa. Durante años no me gustaba pedir gazpacho en los restaurantes, porque se limitaban a ofrecer un brebaje blanquecino con demasiado vinagre. Gracias a Dios, hoy se pueden degustar ricos gazpachos en muchos lugares, pero confieso que a mi el que me gusta más es el que hago yo. ¡Y más cuando es la época de tomates de la Vegas del Guadiana! Y puedo tomar gazpacho muy ricos en casa de mis hermanas o de mis amigas, pero sigo prefiriendo el mío. Puede parecer una manía muy tonta, pero luego vienen mis hijos y me dicen: ¡mamá, qué rico está tu gazpacho! No consigo que me salga igual que a ti... 

La abuela Celina hacía gazpacho prácticamente todos los días del año. Yo lo preparo, normalmente,  desde que empieza a hacer buen tiempo hasta que llega el frío y nos apetece más una sopa calentita. Cuando mi yerno José vino a España era un mes de junio y ya había gazpacho todos los días en nuestra mesa. Desde el primer momento le ofrecí nuestro tesoro gastronómico mundialmente conocido ya que él proviene de Paraguay y allí no tienen costumbre de tomarlo. Al principio lo tomaba por educación, y expresaba su extrañeza porque los españoles tomamos una sopa de tomate fría que a él se le hacía muy rara. Y me preguntaba: "¿por qué no lo calientas?". También decía que los españoles éramos muy raros porque comíamos "comida para peces". Yo veía que le daba cierto repelús y le servía poquito (para no hacerle sufrir mucho 😉), al mismo tiempo que le decía: "terminarás amando el gazpacho, ya veras". Y así fue. Y ahora él es el que hace el gazpacho en su casa y hay que decir que le queda muy requetebueno. 

Yo aprendí de la abuela Celina la receta del gazpacho. Ella lo hacía de un modo muy particular que a mi ahora se me antoja raro, porque esta receta ha ido evolucionando conmigo y con mi familia, adaptándose a nuestro gusto por la comida sana y a las intolerancias de mis hijas. Mi madre ponía un trozo de pan duro con agua en la batidora, le añadía una lata grande de tomate triturado, ajo, pimiento verde, pepino, un  pimiento morrón, sal, vinagre y aceite. Y la verdad es que recuerdo un gazpacho muy rico. A veces, antes de añadir el agua, ponía un poco de este puré en un cuenco, directamente de la batidora. Y allí mojábamos pan mientras se terminaba de hacer la comida. El sabor era intenso así como el recuerdo de unos bellos momentos familiares en nuestra cocina. 

Cuando me independicé empecé haciendo el gazpacho como lo aprendí de mi madre. Pronto le quité el pimiento morrón. Creía que tenía suficiente con su pimiento verde. Y luego decidí poner los tomates frescos y no de lata, con lo cual creía que ganaba en salud ya que el aporte de vitaminas de los tomates frescos no era comparable. Me parecía que así el gazpacho era más sano.

Cuando mis hijas empezaron con las intolerancias al gluten, eliminé el pan. Y la verdad es que no se aprecia mucha diferencia entre el gazpacho con pan y sin pan. Y cuando compré la michicuchi la receta quedó perfeccionada porque este robot de cocina tritura divinamente los ingredientes del gazpacho, al menos mucho mejor que mi batidora antigua. 


Entonces ¿cómo hago ahora el gazpacho? La verdad, a ojo. A mis hijos les he enseñado la regla del uno: un kilo de tomates, un diente de ajo, un pimiento, un pepino. Pero esto es solo una base de cantidades con las que se puede jugar. Le puedes echar más o menos tomates, más o menos pimiento... Si te gusta con mucho ajo pones más. Si no te gusta pones menos. Es así de sencillo. Con el tiempo y la ingente cantidad de años que llevo elaborando el gazpacho, me atrevo a decir que el secreto de un buen gazpacho está en los tomates y en el aceite. Unos buenos tomates, rojos y sabrosos, como los que se cultivan en la cercana Talavera la Real. Y un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra para que emulsionen bien todos los ingredientes. Con esto el éxito está asegurado.

QUÉ NECESITO:

  • 1,5 kilos de tomates maduros, rojos y sabrosos. Normalmente, si estamos cinco o seis personas en casa, pongo kilo y medio de tomates.
  • 1 pepino
  • 1 pimiento verde. Pongo uno pequeño o un trozo porque una des mis hijas es muy sensible a su sabor y no le gusta que destaque. 
  • 1 diente de ajo gordito.
  • Aceite de oliva virgen extra, vinagre o limón, sal.
  • Agua, hielo.


CÓMO SE HACE:

Pelamos el diente de ajo, lo partimos por la mitad y le quitamos el centro para evitar que repita demasiado el ajo a lo largo del día. Como he dicho más arriba, si te gusta mucho el ajo, le pones dos dientes, y si te gusta poco, le pones uno pequeño o medio. Lo echamos en la michicuchi.

Lavamos el pimiento bien lavado y le quitamos las semillas que pueda tener adheridas. Lo troceamos y añadimos. Lavamos el pepino, le quitamos ambos culos y lo pelamos. Recuerdo a mi madre que lo pelaba a medias, porque decía que en la cáscara también había vitaminas que aprovechar, pero yo hoy día no me fío de los productos que se echan en la huerta y prefiero pelarlos enteros. Lo troceamos y lo añadimos al vaso de la batidora.

Lavamos los tomates y los pelamos (por la misma razón), le quitamos el centro y los troceamos. Lo añadimos a la michicuchi

Añadimos ahora un buen chorreón de aceite de oliva, esto es importante, pues si le echas poco aceite, el puré de hortalizas no va a tener la consistencia deseada, ni el sabor adecuado. Le echamos sal al gusto, yo pongo una cucharadita y media aproximadamente. Y finalmente ponemos el vinagre, también al gusto. Para nosotros bastan unas gotas, para otras personas será un buen chorreón. A veces sustituyo el vinagre por limón. El sabor del gazpacho varía pero está también muy rico.

En este momento pongo un vaso de agua para ayudar a triturar. Pongo la michicuchi 30 segundos en la posición 10. Cuando ha terminado, añado 4 o 5 cubitos de hielo. Y vuelvo a triturar 30 segundos en la posición 10. Compruebo si todo ha quedado bien triturado y lo pongo normalmente otros 30 segundos. Ahora vuelco sobre la gazpachera y añado uno o dos vasos de agua, según vea yo la consistencia del gazpacho. A veces, esta depende de los tomates que pueden ser más carnosos o más jugosos. Compruebo si está bien de sal y vinagre. Normalmente no necesita nada más. 


¡Y ahora solo queda servir y disfrutar!


Cuando me sobra gazpacho, me gusta tomarme por la noche un tazón con pan migado
y un chorritín de aceite de oliva, como le ponía el abuelo Helio.



La abuela Celina y yo, en la playa de Mazagón. Mis padre fueron pioneros del campismo en España. Fíjate en lo que está haciendo mi madre: sí, es gazpacho sin turmix, ni michicuchi ni nada. Moliendo los ingredientes poco a poco con la maza de madera. Si hubiera habido posibilidad de hacer un vídeo, me veríais a mi "bailando el gazpacho". Mi madre golpeaba el mazo a ritmo de sevillanas y yo las bailaba. Soy famosa en mi familia por ser la única y genuina "bailaora de gazpacho" del mundo.





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