AGUAÍLLO DE ANGELINES MADRE

Refrescante y ligero, un plato sorprendente

Hablo con mis hermanas de este plato para comprobar que se elabora tal como lo recuerdo, pues hace mucho tiempo que no se hace en casa. A las tres nos pasa igual: es un plato de nuestra infancia y juventud que no hacemos desde hace años. Nos embarga la nostalgia de aquellos tiempos y ponemos en pie algunas de las particularidades de esta receta. 


Mi hermana Celina nos recuerda que este plato lo aprendimos de la familia de Angelines, una amiga suya de la infancia. En casa de Angelines se comía aguaíllo casi a diario. Allí lo aprendió mi madre y de ahí nosotras. Hemos buscado en Internet y hemos encontrado recetas parecidas pero ninguna como la nuestra. Lo que sí tenemos en común es que se trata de una ensalada con mucha agua, por eso se llama "aguaíllo".

Algo que nos queda claro con nuestra búsqueda en la red es que se trata de un plato andaluz, propio de Córdoba o de Málaga. Y no podía ser de otra manera: la familia de Angelines es de Málaga. Así que ya sabemos que pertenece también a nuestras raíces andaluzas. 

Si aun tienes curiosidad y quieres saber cómo se hace el aguaíllo de Angelines madre, sigue leyendo.

QUÉ NECESITO:

  • 2 tomates hermosos, o 4 más pequeños, que estén rojos y duros
  • 1 pimiento verde
  • 1 pepino
  • 1/2 cebolla fresca
  • Aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal al gusto
  • Agua

CÓMO SE HACE:

Lavamos los tomates y los troceamos en dados pequeños. Lavamos el pimiento verde y lo troceamos también en trozos muy menudos. Pelamos el pepino y lo picamos en dados pequeños. Hacemos lo mismo con la cebolla. Como suelo decir, ponemos las cantidades al gusto de los comensales. Si te gusta mucho la cebolla le pones más, si te gusta poco, le pones menos. Reservamos las hortalizas. 


En un bol o ensaladera donde vamos a presentar el aguaíllo ponemos un buen chorreón de aceite de oliva, añadimos otro chorrito de vinagre y una cucharadita de sal fina. Lo batimos todo con un tenedor, para que estos tres ingredientes queden integrados, como una emulsión. 


Añadimos las hortalizas picadas y agua hasta cubrirlo todo. Lo removemos un poco y rectificamos de sal si fuera necesario. 


Se guarda en la nevera dos o tres horas antes de comerlo. Es un picadillo aguado, refrescante y ligero que nos puede ayudar a reponernos cuando el calor veraniego aprieta. 


En la red he visto que hay quien le añade unos cubitos de hielo a la hora de comerlo. Es un modo de que permanezca fresquito mientras se disfruta. ¡Ah, y, por supuesto, esta ensalada se come con cuchara! 








Comentarios