Extremeño, km 0, sostenible, de temporada, sin gluten
Estamos en Navidad y para nosotros es tiempo de disfrutar de la cocina en familia. Si, además, tengo unos ingredientes tan magníficos como éstos lo normal es que disfrutemos mucho, tanto del proceso de cocinar como de la hora de comer.
Para nuestra familia es importante no hacer excesos en estas fiestas, seguir comiendo conscientemente, seguir siendo respetuosos y tratar de evitar lo máximo el desperdicio de comida que tanto daño hace a nuestro mundo. Ya, desde hace unos años, no cocinamos para un regimiento, ni preparamos cantidades que no dé tiempo a consumir. Además, este año hemos dado un pasito más y hemos renunciado a poner gambas o langostinos debido al impacto negativo sobre el medio ambiente que genera la pesca de estas especies.
Cerdo ibérico ecológico del norte de Cáceres entre encinas y bellotas |
Al diseñar los menús, hemos elegido poner productos locales; en todo lo posible hemos puesto viandas extremeñas (como los del cerdo ibérico que pasta en nuestras dehesas). La huella de carbono de nuestra cesta de la compra de Navidad no tiene por qué ser mayor que la del resto del año; solo hay que investigar un poco, pensar en ingredientes de proximidad y con reducido impacto, como puede ser carne de ganadería extensiva y local, verduras de temporada y compra a granel con el mínimo envase posible.
Y, sobre todo, comprar solo lo necesario, sin perder de vista que lo que hace especial a las comidas de estas fechas está en la calidad, no en la cantidad. El 20% de la comida navideña termina en la basura; recordemos que el desperdicio alimentario tiene enormes impactos ambientales, sociales y económicos, siendo responsables de entre el 8 y 10% de las emisiones de efecto invernadero. Si queremos seguir luchando contra la crisis ambiental, tenemos que vigilar lo que comemos, y sobre todo, lo que termina en la basura.
Para abrir boca
Hemos empezado con nuestro tradicional consomé de navidad, que es tradicional en nuestra familia desde hace unos pocos de años. Elaborado con productos de cercanía y adquiridos en la carnicería de confianza, a la que podemos acudir con nuestros propios tápers y nuestra propia bolsa de tela.
Acompañando.
En nuestra mesa hemos puesto un surtido de ibéricos, todos extremeños. A veces en las tiendas me miran raro porque pregunto el origen de los productos, y siempre prefiero lo más local posible. Pero es que, además, en el caso del jamón, lomo o chorizos tenemos clarísimo que no hay nada mejor que lo nuestro. No hay "guijuelos" ni "jabugos" que puedan compararse a nuestra chacina ibérica de bellota extremeña.
Y ¿qué decir de los quesos? Hemos puesto un surtido también, tanto de oveja como de cabra o mezcla, todos de nuestra tierra. Aunque en este caso sí que sabemos que hay unos quesos espectaculares a lo largo de toda la geografía española. Nosotros hemos disfrutado también de un queso de cabra majorero, para tener presentes a las gentes de la Palma que tan mal lo están pasando por los efectos de la erupción del volcán Cumbre Vieja.
Para que no todo sea de origen animal, acompañamos con una ensalada de brotes tiernos de espinacas, canónigos, granada, unas láminas de champiñón crudo y una vinagreta de frambuesa y vinagre de Módena.
Lo dulce.
Para el postre, este año hemos hecho una macedonia de frutas que ha aportado frescor a nuestra tripita antes de meter mano a los turrones. Para la macedonia hemos usado kiwis, limones y limas nacionales, mangos de Málaga, naranjas de Montijo, y granadas de nuestro propio jardín.
En la bandeja de los turrones no han faltado los turrones de Castuera, ni los mantecados de la pastelería La Cubana, de Badajoz, que lleva más de 100 años elaborando este exquisito dulce, junto con los tradicionales mantecados de Estepa que también nos encantan.
Además, aunque somos de beber poco alcohol, si hay que abrir una botella de vino, tenemos unos vinos espectaculares en nuestra tierra, como el verdejo de bodegas Ruiz Torres o un tinto como cualquiera de las bodegas Habla o el Palacio Quemado D.O. Ribera del Guadiana, de las bodegas Viñas de Alange. Y para brindar qué mejor que nuestro cava extremeño, elaborado en Almendralejo con uvas cultivadas en Tierra de Barros.
Habrá mucha gente que preferirá poner en la mesa platos más elaborados y exóticos, alimentos que no acostumbran a comer pero que comen ahora solo porque es Navidad, o cantidades excesivas que luego terminan en la basura. Nosotros preferimos disfrutar de alimentos que nos gustan, intentamos no comprar ni cocinar en exceso, aprovechar todo lo que cocinamos y sobre todo las sobras. Y, la verdad, no necesitamos mucho más. Así nos queda tiempo y energía para dedicarnos a lo realmente importante: el encuentro, la familia, el descanso, los paseos, los hobbies...
¡FELIZ NAVIDAD!
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