Una sopa tradicional que me traslada a mi infancia
¿Has visto la película Ratatouille? ¿Esa escena en la que el crítico prueba la receta y recuerda momentos felices de su infancia? Pues algo parecido pasa cuando pongo en mi mesa algunos de los platos de mi niñez. Mi madre solía hacer esta sopa los días después de haber comido puchero. Solía haber mucho caldo, un puñadito pequeño de garbanzos y un huevo escalfado. Luego le echábamos hierbabuena y ¡a comer! Es un sabor que me traslada a tiempos pasados, donde las comidas en familia eran ajetreadas pero felices.
Además, comer el puchero de mi casa y especialmente esta sopa nos ponía en conexión con nuestras raíces andaluzas. Yo sabía a ciencia cierta que en ninguna de las casas de mis amigas se usaba la hierbabuena y que los cocidos de sus madres no se parecían mucho al de la mía. Cosas de hacer el puchero como se hacía en Sevilla, como lo hacía mi madre, como lo hacía mi abuela. Y espero que al dejarlo aquí publicado, mis hijos recojan esta receta y la hagan suya, pues también ha formado parte de su infancia y ya es legado familiar.
Esta es la típica cocina de aprovechamiento de toda la vida. ¿Queda caldo? hacemos sopas. ¿Hay pocos garbanzos? se reparten. ¿Hay huevos? Uno para cada uno. ¿Hay pan duro? Al fondo del plato. Yo sé que las sopas de pan o las amas o las odias. Conozco mucha gente a las que no gusta el pan remojado, entre ellos mis hijos. Pero a mi me encantan. Es el único modo como me como el pan remojado, no me pidas que moje la tostada en el café porque eso lo aborrezco. Pero las sopas... ¡eso es otro cantar!
Hacer esta sopa es muy, muy fácil. Primero debes tener restos del puchero. Para saber cómo se hace el puchero de mi casa, pincha aquí. Con los restos del puchero, también se puede hacer el arroz en puchero como explico aquí.
QUÉ NECESITO:
- Caldo de puchero. Aproximadamente tres o cuatro cazos por comensal. Si tienes poco caldo, se puede alargar con un poco de agua y rectificar de sal. Queda igual de bueno.
- Un puñadito de garbanzos que hayan sobrado del puchero. La cantidad no es exacta, pero como un par de cucharadas por plato está bien.
- Pan del día anterior, que esté asentado.
- Un huevo por persona.
- Yerbabuena
CÓMO SE HACE:
Se parte el pan duro en rebanadas finas que se pondrán en el fondo de cada plato.
Se calienta el caldo con los garbanzos. Se cogen los garbanzos con una espumadera y se reparten en los platos.
Se echan los huevos en el caldo hirviendo y se hacen durante uno o dos minutos. Esto va al gusto, hay quien prefiere el huevo poco hecho y hay quien lo prefiere más cuajado. Se sacan los huevos con cuidado y se ponen en el plato, sobre el pan y los garbanzos.
Se cubre todo con el caldo. Finalmente se espolvorea con yerbabuena seca o fresca si la tienes.
¡Y ahora solo queda servir y disfrutar!
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